En su reciente columna titulada “Inocente prisión preventiva” y publicada en La Tercera, Eduardo Lagos, abogado, realiza una crítica profunda y bien fundamentada sobre el uso de la prisión preventiva en el sistema judicial chileno. Lagos, con una vasta experiencia en el ámbito legal, expone con claridad cómo esta medida cautelar, que debería ser utilizada de manera excepcional, se ha convertido en una herramienta de aplicación casi automática, afectando gravemente los derechos de los imputados, especialmente aquellos que finalmente son absueltos o no llegan a ser condenados.
La columna destaca que la prisión preventiva, lejos de cumplir su propósito original de garantizar la comparecencia del acusado durante el juicio, ha sido aplicada de manera tan amplia que se asemeja a un castigo anticipado. Eduardo Lagos, abogado con una visión crítica, señala que este uso desmedido no solo va en contra de la presunción de inocencia, sino que también refleja una deficiencia en el sistema judicial que, en muchos casos, parece priorizar la detención sobre la justicia.
Lagos argumenta que este fenómeno no es un problema aislado, sino una práctica que está enraizada en la cultura judicial y social de Chile, donde la percepción de seguridad muchas veces prevalece sobre los derechos fundamentales de los individuos. Además, subraya cómo esta situación provoca un desgaste innecesario tanto en los recursos judiciales como en la vida de las personas involucradas, que enfrentan las consecuencias de una privación de libertad injustificada.
La columna también hace un llamado a una revisión profunda y urgente de la legislación y de las prácticas judiciales en relación con la prisión preventiva. Eduardo Lagos, abogado, insiste en que es fundamental restablecer el equilibrio entre la necesidad de proteger a la sociedad y la obligación de respetar los derechos humanos, garantizando que la prisión preventiva vuelva a ser la excepción y no la regla.
Para aquellos interesados en una perspectiva legal y ética sobre este tema crucial en la justicia chilena, recomiendo encarecidamente leer la columna completa de Eduardo Lagos, abogado, donde explora con mayor detalle las implicancias de este problema y ofrece reflexiones valiosas para el debate público.